domingo, 30 de junio de 2013

(Callado)


AUDIO

Me desplazo quedo imperturbable.
A simple vista consumo café,
tomo autobuses sin hielo,
madrugo cada día impuntual,
atiendo mis recados.
Finjo que me creo las mentiras
vigilo bien la ropa mientas plancho
escribo correos electrónicos.
A veces finjo que no
me creo las mentiras.
La poesía discurre por debajo.
Por los trazos de tinta que lucen
los levantadores de peso.
En el columpio descarado que visten
las niñas jóvenes.
Tras el silencio promesa tornasolada
de las no tan niñas.
En el destello que asoma a las ojos
del escanciador de magia jubilado.
En el transporte público que sale
por mi garganta.
En el hueco mínimo que separa
tu mano de mis pantalones.
Me urge la poesía en los brazos cuando vienes.
Y sobre todo me urge escribirte
cuando te marchas.
El problema es que me desplazo mudo
en esta red de peces sin transporte.
Viendo poesía insinuada dentro
y fuera de mi cuerpo.
Desde fuera y dentro de tu cuerpo
de escaleras mecánicas.
Veo el miedo colgando de ventanas y puertas,
piernas y manos,
pechos y espaldas.
Veo el miedo destilándose en vocablos,
en botellas de nada gaseosa.
Cadenas de miedo industrial en ojos y cabezas.
Y poesía deslumbrante pugnando por salir,
aldabonazos de vida en el pecho y nadie
lleva sonotone, 
nadie se otorga el don de mayordomo
y el momento pasa.
No queda constancia alguna en la sección
de poemas perdidos,
ninguna luz destelleante avisa
en el registro de llamadas.
Por eso abandono mi mutismo
en esta ocasión sobrevenida y continúo.
Me desplazo quedo imperturbable a veces
tomo café y escribo poemas.
El resto del tiempo mis manos no se mueven.
Sigo adelante.
Estoy callado.


jueves, 13 de junio de 2013

(Copa de Noche)


AUDIO

Voy a servirme una copa de noche,
porque es el mejor momento, 
la hora mejor 
para contrarrestarte.
Una copa de noche
con sus estrellas y todo,
alguna luz estrenada de la ciudad
recién encendida,
uno o dos fluorescentes de esos
que iluminan los fogones,
mientras dos amantes cocinan
el plato que nunca acaban y nunca
dejan de comer,
y nunca comen.
Quizá el primer flexo me preste
un par de letras huidizas, noctámbulas
para mi copa,
al ritmo que su lector despierta
y adormece el sueño como yo
de sus sentidos.
Será una copa lumínica 
en la calma ruidosa
de esta noche.
Será una copa descalza.
Comenzará en las plantas
de mis pies descalzos
y no se detendrá 
hasta colmar mi gaznate.
No se detendrá hasta colmar
mi pecho raso y ruidoso
de esta noche límpida.