martes, 20 de noviembre de 2012

(Otro calor)



Madrid amanece la luz
es como una ciudad
bombardeada,
las ventanas cerradas los rostros
tapiados con trancas las puertas
los hombres cegados ya ni siquiera
 las mujeres desnudas.
Dónde está el sol.
Cómo creceremos en este eclipse de tierra
polvo evaporado.
Las raíces del mundo boca arriba.
Y nosotros flores manchadas
que sólo pueden crecer
hacia abajo.
El cielo sólido alimentado
de escombro y carne nos niega
la luz en que nacimos,
y nuestras manos semillas
de miles de años buscan
otro calor que las germine,
un núcleo luciérnaga
más allá de los cuerpos.
Brotan nuestros brazos
escarban en sus antiguos
cimientos el camino.
Se cierran los ojos ya
innecesarios.
Y allá al fondo que una vez
habitaron las tumbas,
amanecen hoy las flores
de nuestros labios,
en la cama de un recuerdo
que nadie supo,
se juntan y amándose
crean.
Y esas flores-labios creen
en lo que nombran.
Bajo los mantos,
 tras la corteza,
al calor del mundo y
los muertos sobre nosotros,
como una nueva especie
naceremos .
Sin presión…
Hasta que todo se calme y volvamos
con entrega a darnos muerte
e ilusión renovada.