sábado, 8 de diciembre de 2012

(Aquí la tienes)


Yo puedo escribirte si me llamas,
en mitad de la noche
con urgencias de poema.
Escanciarte la lengua o
dorarte los labios,
arrancarlo de ti,
conservarlo por siempre,
el primero de los pétalos
de tu última primavera.
En invierno es más difícil
cuando llueve enviarte 
una carta un saludo 
con tu nombre.
Tu verdadero nombre y 
no el que horadamos,
con ambición de corriente
de  placas tectónicas,
embriagados 
de escarcha destilada,
bebiéndonos a sorbos
un nombre
que nos hiciera por dentro.
Lo que no puedo hacer
lo siento
no me está permitido,
es irrumpir con cadenas
en el lecho de tus padres,
cuando sueltan los caballos
para traerte a oscuras.
No puedo darte el amor del que vienes.
Sólo extraer de ti  
muy lento,
con cuidado,
la luz que tantas veces
imposible imaginaste,
la hora repetida en
la que no te sientes,
el dolor que empezaste
a concebirte.
Presentártelo y ponerlo
con una manta envuelta
entre tus brazos.
Que lo reconozcas tuyo y
sin más miramientos
 lo des
o le des tu nombre.
Aquí la tienes para hacer
con ella lo que quieras.
La vida.
La palabra…


1 comentario:

  1. Uno de los poemas más hermosos que he leído. Una entrega generosa por tu parte.
    Besos!!

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