Aquí vendrán a vivir mis palabras, que de vez en cuando y con suerte, se harán poema.

jueves, 12 de mayo de 2011
(Muerte en Lorca)
Sales a la calle porque sientes
que la tele tiembla,
que la voz con la que ya
no dices nada, tiembla,
que tu corazón con cita
para esperar ha saltado,
y saltas tu también del sillón
esperando abrazar el nuevo impulso,
la promesa que ha hecho agitar
tus paredes.
Bajas la escalera torcida
sin pudor y sin cuidado,
sin prestarle atención
a tu vecino que grita,
y cuando al fin ves la luz
al penetrar la calle,
y alzas la vista al cielo
condenado de polvo,
solo ves la cabeza
de una virgen que cae,
el campanario en la iglesia
que se desgañita,
y una legión de ladrillos
que no aguantan en pie
y te buscan.
Una lluvia de paredes
que desbarata tus sueños.
sábado, 7 de mayo de 2011
(Por las mañanas)
Mis dedos practican
patinaje artístico
sobre tu piel en llamas,
recién amanecida
del deshielo.
Se juntan uno tras otro
se deslizan con gracia
por tu cuello y
muy despacio vuelven
a separarse.
Recorren su camino
de traviesas vértebras
por tu espalda,
todos a una en biela
de locomotora y alguien
grita más madera y
más piel y prados
que nunca se acaben.
Y horizontes.
Mis dedos saltan,
descarrilan
en un triple lutz al sol
bien coordinado.
La tragedia se siente inevitable.
Aunque nadie mire patinar
sobre hierro es tarea baladí
por las mañanas.
Por más que tuerza las vías
se enderezan ellas solas,
y nunca consigo más
que sacar un nueve y medio
en la olvidada disciplina
de besarte.
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