lunes, 31 de octubre de 2011

(Sacudida)



Sometido el cuerpo viejo
a altas tracciones,
que sacuden nuestras tripas
ordenadas,
comenzamos a entender
con las orejas,
a observar con claridad 
los pies del suelo
con que pisamos,
y en ese momento dulce
de “descábala” urbanística,
en ese insano instante 
comprendemos,
y nos asalta la vida la bolsa
apremia a vaciarse.
Corremos hacia la muerte
para que no nos pille 
de sorpresa,
sentados en la desidia
acaudalada y miope,
saltamos desde el vacío 
que con esfuerzo
nos hemos socavado,
hacia la tierra firme 
que somos
en mitad del océano,
y aunque el cuerpo que espera
no sea ya 
el de aquellos entonces,
el abrazo que nos propina es 
bocanada de hogar, bofetada 
gravitatoria.
Sometido el cuerpo de siempre
a altas tracciones,
mareado y sin norte  y quizás
las tuercas fuera de sitio,
volvemos a ser seguramente 
otros no
los que conocimos,
mas con la cierta intuición 
de saber
accionar los resortes,
de conocer las piezas que sobran
y las que no por su nombre,
la esquina rota de una foto mapa
que nos permita recordarnos,
el hilo con que empezar a tejernos
un puzle mejor
tras la sacudida.


lunes, 24 de octubre de 2011

(Braille)



Qué diera yo por verte
transitar de nuevo,
por la puerta que aquel día
abandonaste.
Mas quedárame ciega 
para siempre sin remedio,
por que mis manos rozaran
la primera página,
vislumbrar brevemente
y volver a olvidarlo,
el título en braille,
el nombre de tu cuerpo.


lunes, 17 de octubre de 2011

(2 versiones de un haiku misterio)


Besar la clave
escondida en tu pecho.
Y descifrarlo.
        _____


La clave suena
en tu pecho apremiante
saber de labios.


lunes, 10 de octubre de 2011

(Walking on the moon)


¿Por qué es tan difícil
caminar sobre la luna?
Si las palabras no pesan
y el territorio es de nadie,
si llegar está probado y 
en el centro comercial,
hay descuento en escaleras
extensibles dos por uno.

Podríamos caminar 
hasta el borde de los cráteres.

Lanzarnos por el polvo
de la luna toboganes.

Nuestros pies silenciosos
tocarían el suelo apenas,
mientras salto a salto
la tierra que sabemos
disminuye.

Arriba las leyes que sigues
serían otras.
Las leyes que te persiguen
también irían
a cámara lenta.

Y en la escafandra doble
en el traje de sumo
que estoy preparando,
respiraríamos con calma
el sueño,
el amor,
el espacio…
sin miedo a que ningún poder 
nos arrebate.

Sería tan fácil.

Caminar sobre la luna
como en una irónica canción
de policías.

Arremangarnos los miedos
y las gravedades.
Abrazarnos a cohetes
y no a las piedras.

Dejar de engañarnos.

Dejar de creer
que ella es el satélite.


lunes, 3 de octubre de 2011

(Arañas)


Las esquinas y los ángulos
en general están llenos
de telas de araña.
Lo mismo el metro de Madrid
que los barquitos del Sena.
Es cierto.
Si no tuviera miedo 
podría subir 
y hacerte un vestido.
Cabría esperar no obstante
que al toque del triángulo
aparecieran las dueñas,
descolgadas como grupo
de asalto de ocho patas.
Pero sólo se descuelga
la ausencia.
Las moscas se acumulan
y se mueren de tedio,
superpobladas.
Y mientras que el extraño caso
la luz se difumina en 
el metro de París,
en el barrio de las letras.
La gente se detiene
cada vez más deprisa,
las cortinas caen
como las hojas del libro.
Las fuentes se paran también
los autobuses frenan
en seco las calles
están limpias.
Pero los ángulos…
Los ángulos bien afilados
se hierguen y las nubes 
dobladas se pinchan.
Y nadie sabe exactamente
dónde han ido a parar
a ciencia cierta.
Nadie consigue
resolver el misterio.