Qué diera yo por verte
transitar de nuevo,
por la puerta que aquel día
abandonaste.
Mas quedárame ciega
para siempre sin remedio,
por que mis manos rozaran
la primera página,
vislumbrar brevemente
y volver a olvidarlo,
el título en braille,
el nombre de tu cuerpo.
Conozco de alguien que ha amado sin ver.
ResponderEliminarQue ha tenido que aguzar los sentidos.
Sólo le faltó aprender Braille.
Tu poesía tiene cierta textura que se cuela por hendijas finísimas del alma.
Un abrazo inmenso, José.
SIL
Siempre amamos con los ojos cerrados y nos quedamos con el tacto. Bello tu poema.
ResponderEliminarBesos
Hay deseos que pueden convertirse en realidad, espero que se cumpla en tu casa.
ResponderEliminarAbrazos alados!!!
A veces es solamente lo que nos queda, amar, amar a las ciegas...
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