lunes, 19 de septiembre de 2011

(Haikus del surco y la corriente)



En tierra herida
crece el fruto del hombre
que vive y sabe.
        _____


El río avanza
por el agua que cae.
Pero no aprende.



viernes, 16 de septiembre de 2011

(Versiones)



Se me aparece 
en los días bisiestos,
según el insigne 
calendario gregoriano,
una imagen fantástica, 
visión perturbadora.
Es un tipo con bata 
y jeringuilla en la mano,
mascarilla cubriendo su rostro.
Me son inconfundibles 
los rasgos de esa cara
tras la tela soy yo.
En la chapa otro indicio, 
Doctor Baena, pone,
experto por clonación 
en la Universidad del Oeste.
Y así cada tanto…
Supongo que tras el proceso
higienizan mi memoria.
Pero eventualmente 
me alcanzan flashes,
recuerdos extraños 
de haber sido otro.
De haber besado, 
comido como otro,
amado, recuerdo haber escrito
poemas como otro.
Por la calle suelo 
circular distraído,
mi cuerpo encargándose
de que no pise charcos,
hasta que brinca la alarma
creyendo reconocer
en esa espalda al frente
 a uno de los otros.
Achaco la confusión 
a mis lentillas miopes.
Pero al rato vuelve a estar
ante mí ese otro yo, 
pero que no puedo ser yo 
ni acaso se le parece.
Nada más me lo recuerda.
¿Cuántas veces me habré
visitado de doctor?
¿Cada vez que algún yo 
precedente no aguantaba
su existencia o el elástico
se negaba o se aburría
siendo el mismo? 
¿yo?
Y seguro también
como broma fatídica,
para el resto de yos 
encantados de ser,
quienes eran satisfechos
de haberse conocido.
El Demiurgo es un adicto
declarado a la ironía…
Confirmadas mis visiones
algo nuevo se conmueve
en mi interior y algo viejo
se aquieta.
Somos tantos, 
hay tantas versiones
pululantes de mi mismo.
Podríamos montar 
una obra de teatro.
Pero ¿quién o cuál soy yo?
¿cuál el auténtico? ¿cuál 
el traidor? ¿cuál
el poeta?
¿Dónde está Wally en mitad
de todos estos yos
atareados?
Todos ellos visten gorro, 
bastón, jersey a rayas…
¿y yo?
A la próxima visita 
del señor de blanco,
le pediré la muerte 
recién emancipada 
mi clonación.
Y así el siguiente yo
descansará,
sin dudar 
ni nostalgias.
Lo he visto hacer por la tele.
Se puede.
En una prestigiosa
película de magos.


martes, 13 de septiembre de 2011

(Haikus verdad y mentira)


La verdad me hace
sentir los pies en tierra
y doloridos
        _____


La verdad me hace
libre para escoger
otra mentira.



viernes, 9 de septiembre de 2011

(Friday)



No es el caso que el amor 
me cambie de días.
Que se vaya y se venga 
según el calendario.
Es en cambio un amor 
a tormenta y rajatabla,
a trampolín y estupor,
a precipicio y megáfono.
Que se pasea bien vestido 
porque hoy es viernes,
ante tu público gentil,
como sepulcro callado.
Pero aún si no lo contemplas
o no se lo dices,
él se arregla igual,
empedernido y terco.
Porque a mi amor no le afecta
el pasar de los días, 
pues para él son todos
el mismo Viernes,
en que se empeña en cantarme
una y otra vez,
con su temblor de no estás,
lo mucho que te quiere.


jueves, 8 de septiembre de 2011

(Skyline)




Mi cigarro es una torre gemela marrón,
pero hija única,
que acumula pisos de ceniza
sobre mis dedos,
pero no soporta el material
de oficina calcinado,
el peso de los días
sobre mis hombros.

En él no trabajan
oficinistas o inversores,
no lo cruzan los boeings
el once de septiembre,
solamente yo
alimento su fuego,
pero el humo que expele
también
es una pira de nombres.

Cuando cierro la puerta
y repaso en la habitación
la primera frase
de todas las canciones,
estoy mirando al vacío,
reconstruyendo mi skyline,
la línea de la costa
que mi mano surcó
antes y después
del derrumbe.

En el fuego de la tarde que consume
mi nostalgia premeditada,
van ardiendo una tras otra
hasta el cimiento las torres.
Y cuando ya no sé quemar
ni convocar más recuerdos,
dejo urdidas en el aire
las ondas grisáceas,
y aspiradora en mano aspiro
y reagrupo mis pavesas,
para que el frío avión
de la noche terrorista
jamás las alcance.



lunes, 5 de septiembre de 2011

(La Razón)



¿Pero entonces a quién
le importan los poetas?,
esos seres extraños
que no tienen oficio,
¿dónde quieren llegar
y para qué sirven?
¿Quién les acredita
para esgrimir la letra?
Porque el banquero abarca,
el letrado aboga,
el carnicero nos sirve
la carne bien limpia;
¿pero dónde encajan
estos elementos
que pagados de sí mismos
verborrean sin pausa?
¿Sirve acaso lo que dicen
cuando logra entendérseles
de algo más que para echar
algún polvo por lástima?
¿De qué viven entonces
si todo lo que ganan
se lo gastan en papel,
en alcohol y cigarros,
y en adquirir las obras
de sus escasos colegas?
¿Qué función extraña
es la suya que viven
para sangrar en blanco,
coleccionar desamores,
desorbitar palabras
y terminar en silencio?
No es que conozca a muchos
pero siempre que les veo,
me parecen tristes
como gatos flacos,
que se curan las heridas
con camiones de cerveza,
y maúllan a la luna
que jamás han visto.
Son engendros curiosos,
no me cabe duda,
y a pesar de su olor
a vicisitudes,
hay momentos que vislumbro
ese brillo en sus ojos,
un ardor en las manos
una certeza,
un instante en que su sombra
se viste de príncipe,
y su voz pusilánime
la repueblan megáfonos.


Debe ser la razón
para que ellos existan,
más allá de la plata
y el timón del marketing.
Debe ser el porqué
de su turbia apariencia,
de sus ganas de amar
a mujeres sin remedio,
el residuo del placer
que se intuye en sus sienes,
esa droga infumable
que les sale de dentro.
Debe ser el motivo
de su inútil existencia.
Debe ser la razón.
Debe ser…
El poema.




Y a pesar de la mirada algo sarcástica y tópica del poema, o precisamente por ella, me lo sigo preguntando. ¿Sirven para algo la poesía, los poetas? 
No claramente si el factor de utilidad es el económico, el que gobierna nuestros días. En esta sociedad todo lo que conlleve beneficio económico es justificable y hasta bueno y deseable. Con la poesía, que yo sepa, no se gana dinero, así que de primeras ya tenemos la respuesta fácil. La poesía no deja de ser otro medio recreativo. ¿O no? El debate da para mucho, pero no tengo ni la capacidad ni el tiempo para profundizar ni explayarme en él, así que tiraré de síntesis. No es la pregunta si los poetas sirven de algo. La pregunta es si sirven los hombres, las mujeres detrás de los poet@s. Para mí la poesía es una forma de ver con otros ojos lo que ya es, y de hacer posible lo que no. No es quizás la moneda de cambio del mundo, pero sí puede ser la puerta a otros, una forma de esperanza.
La luz está encendida. La puerta, en cambio,  la tenemos que cruzar nosotros.




viernes, 2 de septiembre de 2011

(Resaca goyesca)


El sueño de la razón
produce siestas memorables.
Es la luz del despertar
la que conjura monstruos.