Aquí vendrán a vivir mis palabras, que de vez en cuando y con suerte, se harán poema.
viernes, 16 de septiembre de 2011
(Versiones)
Se me aparece
en los días bisiestos,
según el insigne
calendario gregoriano,
una imagen fantástica,
visión perturbadora.
Es un tipo con bata
y jeringuilla en la mano,
mascarilla cubriendo su rostro.
Me son inconfundibles
los rasgos de esa cara
tras la tela soy yo.
En la chapa otro indicio,
Doctor Baena, pone,
experto por clonación
en la Universidad del Oeste.
Y así cada tanto…
Supongo que tras el proceso
higienizan mi memoria.
Pero eventualmente
me alcanzan flashes,
recuerdos extraños
de haber sido otro.
De haber besado,
comido como otro,
amado, recuerdo haber escrito
poemas como otro.
Por la calle suelo
circular distraído,
mi cuerpo encargándose
de que no pise charcos,
hasta que brinca la alarma
creyendo reconocer
en esa espalda al frente
a uno de los otros.
Achaco la confusión
a mis lentillas miopes.
Pero al rato vuelve a estar
ante mí ese otro yo,
pero que no puedo ser yo
ni acaso se le parece.
Nada más me lo recuerda.
¿Cuántas veces me habré
visitado de doctor?
¿Cada vez que algún yo
precedente no aguantaba
su existencia o el elástico
se negaba o se aburría
siendo el mismo?
¿yo?
Y seguro también
como broma fatídica,
para el resto de yos
encantados de ser,
quienes eran satisfechos
de haberse conocido.
El Demiurgo es un adicto
declarado a la ironía…
Confirmadas mis visiones
algo nuevo se conmueve
en mi interior y algo viejo
se aquieta.
Somos tantos,
hay tantas versiones
pululantes de mi mismo.
Podríamos montar
una obra de teatro.
Pero ¿quién o cuál soy yo?
¿cuál el auténtico? ¿cuál
el traidor? ¿cuál
el poeta?
¿Dónde está Wally en mitad
de todos estos yos
atareados?
Todos ellos visten gorro,
bastón, jersey a rayas…
¿y yo?
A la próxima visita
del señor de blanco,
le pediré la muerte
recién emancipada
mi clonación.
Y así el siguiente yo
descansará,
sin dudar
ni nostalgias.
Lo he visto hacer por la tele.
Se puede.
En una prestigiosa
película de magos.
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Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPerdona la intromisión en las cosas de las letras (este mundo desconocido) pero te hubiera quedado mejor en prosa. Lo digo por que creo que es más importante la historia que cuentas, que cómo la cuentas. Y la prosa es más "licenciosa".
ResponderEliminarUn saludo.
PD
Borré el comentario anterior por unas tildes alocadas.
Disculpas.
Que vuelo de imaginación!!!
ResponderEliminarGenial.
Gracias por el viaje.
Saludos.
Tomás => Toda intromisión bienintencionada no es sólo bienvenida sino también agradecida. Tras lo cual te digo que probablemente tengas razón, porque da igual que lo alargue o lo acorte, que trasquile aquí o estire allá, siempre hay algo que no me cuadra en este poema. Y quizás sea eso. Que no deba ser poema. Por desgracia tengo la mala costumbre de poemar lo que se me va ocurriendo, y tal vez deba revisarla.
ResponderEliminarP.D: cuando las letras se sueltan el pelo las tildes se vuelven locas...y a veces hay que encanecerlas.
Un abrazo.
TORO => En turista o en business, de altos vuelos o planeando, siempre es usted bienvenido a bordo. Un abrazo
¿dónde está Wally en mitad de estos yos atareados?
ResponderEliminarJosé, te felicito.
Hay una especie de encantamiento en el lector a medida que avanza el texto.
Con respecto a encolumnar, es irresistible =)
A mí, por lo menos, me resulta irresistible.
No sé si te gusta, espero no meter la pata, me voló la mente al diálogo con el espejo de Sabina en ¨corre dijo la tortuga, atrévete, digo el cobarde¨
Besos mil
SIL
Eso me gustaría a mi, saber quien soy.
ResponderEliminarDeliciosa prosa en manos de un poeta que lo convierte en verso. El mensaje encolumnado o no siempre llega, alto y claro.
ResponderEliminarFeliz fin de semana.