martes, 16 de abril de 2013

(Acuerdo)



La primavera acude puntual
a firmar tus venas.
Su tinta de polen fluye
por los estambres 
estilográficos.
Su nombre se inscribe a fuego
en la pared de tus vasos.
Su dulce apellido cambiante 
y rubio y torneado.
Su apellido cruel que quema
y te tatúa por dentro.
No gana ninguna medalla
tu sangre velocista,
que esprinta y florece
y estalla
en el pecho asmático.
El pecho azul que desconoce
cualquier jurisprudencia.
Es siempre inmutable recién
salido de tus ojos
el mismo acuerdo. 
Las partes iguales.
La misma letra.
Ella podrá profanar tu cuerpo
hacerlo campo, surco,
parcela urbanizable
aparcamiento.
Ella podrá residirte y trastocarte,
obrar en ti el milagro
de la vida que consume.
Y tú sólo podrás resistirte
y fracasar en el amago, 
con voluntad flaqueante
y renuncia a sabiendas.
Sólo podrás estirar la mano
y recoger la flor.
Deshojar tu sangre
y estampar el sello.
Divagar y beber 
de su fuente a borbotones.
Esperar que esta fiebre de vida
no sea demasiada.
Que tu músculo y tu mente
la soporten.
Que el trayecto restante sea 
tregua traqueteo
convaleciente.
Y un año más te permita
redactar
- la mano goteando,
el delirio presto -
la entrega pactada al calor
que despierta y rebulle.
La letra que solo
su nuevo rostro
sabrá decir.
El acuerdo...


No hay comentarios:

Publicar un comentario