No me embosca la pantera
entre las flores nocturnas.
No hay serpientes que se enrosquen
a las patas de mi cama.
Al abrevarme no me preocupan
los cocodrilos que parecen troncos.
Sólo me inquieta el brillo
de esa mirada tuya,
que me incita a incinerar
en la hoguera de esta noche,
todas las sensateces,
cautelas recomendadas,
y lanzar al río grande
los macutos y aparejos,
las normas fundamentales
de supervivencia.
No hay normas fundamentales de supervivencia que puedan desplegarse y den resultado.
ResponderEliminarNada es más acechante y peligroso que la mirada de una mujer.
Un beso, José.
SIL
Son unos versos magistrales, José.
ResponderEliminarFelicidades.
Amar siempre es arriesgarse.
Un aaaabrazo grande.
Cierras los ojos y ellos te persiguen, hermosa sensación...supervivencia...igual puedes mirarte hasta en ellos...porque no?
ResponderEliminarMe encantaron los versos.
Muaks.
Desprendidxs de toda sensatez, cambiamos miedos por alas, inseguridades por amor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hay almas que hipnotizan y nos desvanecen poco a poco entre el tiempo, los sueños y la realidad
ResponderEliminarSolo el amor nos hace olvidar la sensatez y la cordura.
ResponderEliminarPero, viva la locura...
Muy buen poema.
El terror lo reservamos para aquello que hace que nos atemoricemos de nosotros mismos. Un gran abrazo.
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