miércoles, 21 de agosto de 2013

(Disciplina)


AUDIO

No aprendes nada.

A lo sumo vas restándole 
fragor al desaliento,
limando esquinas al dolor,
practicando manicuras
a sus manos incansables
que te agarran.

Acolchando sus golpes con poemas
- pobres poemas que ya
no rellenan sofás –
con poemas digo 
airbags bajo la piel,
trajes de verso blanco
y no versace,
letras de cuerpo entero
si no da para más la inspiración
rodilleras de gomaespuma,
casco de prozac,
televisión por cable
anestesia.

No.

No aprendes nada.

Los poemas no amortiguan
son veneno contra olvidos,
barrotes que te impiden
avanzar, parabólicas.

Ni tampoco aprendes nada abres líneas 
de crédito ilusión,
surcos en tu carne te endeudas 
de esperanzas en lugar
de guardarlas todas,
juntarlas todas,
reservarlas todas y hacerte 
con ese amor donde vivir 
a tocateja.

No.

No hay remedio contigo.

Eres un terrible vividor.

Un alumno pésimo.

O quizá es esta vida profesora
que te trata demasiado bien,
y no te da el castigo ejemplar
que te mereces.

Ven aquí.

No cierres los ojos.

Deja de llorar por una vez.

Extiende las manos.



2 comentarios:

  1. Que se extiendan las manos para recibir lo maravilloso y doloroso del mundo. Que para eso está vivir. Lo que leí fue parte de lo maravilloso. PAZ!

    ResponderEliminar
  2. Me gusta como escribes.

    Te dejo mi blog por si te puedes pasar y decirme que opinas, gracias

    http://letrasaliadas.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar