La niña pequeña de oscuros
ojos almendrados
se sienta despreocupada
en la escalera mecánica.
Abraza fuerte su mochila
como quien guardara
un tesoro,
liviano, ingrávido.
La abre y rebusca fuerte
en sus profundidades,
entre recuerdos y hojas
de pequeña niña descuidada,
sin inquietud ninguna
ante el próximo
final
de la escalera.
Nadie la para.
Nadie la sigue
en el túnel diagonal
que ambos cruzamos
solos.
Yo quiero gritar
cuidado no ves
delante de ti
lo que te espera.
Y ella rebusca y rebusca
sus manos son tan pequeñas,
la arrastran adentro
y más dentro
de la mochila.
Cuando en el último escalón
la cremallera se cierra,
y la pequeña oriental
de pronto desaparece,
llego justo a tiempo
de dar el salto,
para caer en las fauces
abiertas
de mi futuro.
Buceamos en nuestro pasado y con el mismo descuido desaparece, para encontrarnos atrapados en las fauces abierta de un incierto futuro. Cariños Jose.
ResponderEliminarMe ha sabido cada línea a que somos espectadores de una tragedia terrible del otro lado del Meridiano, y sin embargo, aunque saltemos, nada podemos hacer para evitarlo.
ResponderEliminarPerdón si no he acertado.
Un beso, Poeta
SIL
lo pudiste ilustrar en mi mente de una forma asombrosa.
ResponderEliminarun beso