lunes, 3 de octubre de 2011

(Arañas)


Las esquinas y los ángulos
en general están llenos
de telas de araña.
Lo mismo el metro de Madrid
que los barquitos del Sena.
Es cierto.
Si no tuviera miedo 
podría subir 
y hacerte un vestido.
Cabría esperar no obstante
que al toque del triángulo
aparecieran las dueñas,
descolgadas como grupo
de asalto de ocho patas.
Pero sólo se descuelga
la ausencia.
Las moscas se acumulan
y se mueren de tedio,
superpobladas.
Y mientras que el extraño caso
la luz se difumina en 
el metro de París,
en el barrio de las letras.
La gente se detiene
cada vez más deprisa,
las cortinas caen
como las hojas del libro.
Las fuentes se paran también
los autobuses frenan
en seco las calles
están limpias.
Pero los ángulos…
Los ángulos bien afilados
se hierguen y las nubes 
dobladas se pinchan.
Y nadie sabe exactamente
dónde han ido a parar
a ciencia cierta.
Nadie consigue
resolver el misterio.


3 comentarios:

  1. Que casual nudo el que tejen esas arañas...
    aunque me han dicho que los buenos textos no se pueden simplificar en palabras quiero por lo menos dar una idea: maravilloso.
    Un beso

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  2. Qué hermoso que escribís, José...

    Hay tantas imágenes en el texto que es imposible destacar una para no hablar en demérito de la otra.

    Sos Poeta, y contra todo, vas a poder subir y hacerle un vestido.

    Beso grande

    SIL

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  3. Sí es un misterio. Nadie sabe donde pueden esconderse, ni cuando fabrican sus maravillosos telares-trampa,
    que aparecen de pronto, desafiando al espacio y al tiempo.

    Besos Jose.

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